domingo, 6 de marzo de 2011

LA CULEBRA MORDIÓ A LA PANCHA, PATA GALANA

Marco Tulio Pinelo López

Tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tshshshsh, cimbra y repiquetea el sonido de la serpiente cascabel que anuncia su paso con armonía y música de posada. Con su chinchín proclama su recorrido semejando trompetas de caracoles de la comitiva maya. Esta soberana diosa avisa con su arrastre la nobleza de su interior, al no querer hacer el daño fatal con su temible mordida venenosa.  Es una de las más venenosas culebras, conjuntamente con la barba amarilla, el coral y el cantil. Emite un sonido semejando maracas aceleradas para anunciar la majestad de su paso y avisar del peligro, al interponérsele. Se arrastra debajo de la hierba con su lengua de forma de horqueta, moviéndola para afuera y los lados para percibir la temperatura y los movimientos de la selva. Con su cara leonina semeja un espectro de miedo, de figura de diosa esculpida en las ruinas del templo de Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada u otro del mismo, Chichén Itzá, Tajín o Uxmal.
Espiga le llaman a su cabeza y en la Radio Tikal existe una extraída del Patio Grande de Noj Petén cuando construyeron las zanjas de Teléfonos de Guatemala (TELGUA).

 La Serpiente cascabel es la misma de los aztecas, el mismo Kukulkán de los mayas, Can Ek de los itzáes y Gucumatz de los quichés. Los hindúes también idolatran a la cobra y otras culturas le rinden tributo a este misterioso, sigiloso, rápido, enigmático y esotérico animal, que da vida y que también causa la muerte cuando se le ataca.
Este animal misterioso es capaz de ocasionar la muerte con el menor esfuerzo y solamente dos colmillazos, por esa razón, para la superstición del hombre primitivo ésto tenía mucho de enigmático y terrible, por lo que, se volvió un ser de mucha reverencia. ¡Viera!, Me decía Adelso Tut, de San José, como se le hincharon los “güevos” a mi hermanito como dos pelotas de fútbol número tres y como se le salieron los ojos ensangrentados de sus órbitas después de haber sido mordido por una de estas serpientes venenosas. ¡Es terrible ese animal! Me repetía. La barba amarilla es criminal.
Los mayas, para aplacar o evitar su enojo y su poder mortal le rendían culto. De simple superstición, en su evolución cultural, se pasaron al simbolismo esotérico, ya que, este ser se presenta en la bóveda celeste con la forma de un rayo, cuya rapidez iguala cuando es culebra o serpiente cascabel en la tierra. Iguala al hombre en su sabiduría que resulta semidivina o sea en la forma de medir el tiempo, añadiendo a su cola un cascabel por cada año de vida.

 LAS SERPIENTES TRUENAN EN EL CIELO

 Esta serpiente se dibuja en el cielo, cuando éste está cargado de electricidad ante el enojo de los dioses mayas. Primero, se ven las serpientes chisporroteantes en llamaradas fulgóricas, en la bóveda y después viene el rayo con ruidos volcánicos siderales y estrepitosos debajo de las pirámides mayas. Estas serpientes se cruzan en nuestro cielo antes de llegar las tormentas, que se anuncian con temibles truenos y rayos de culebras del trópico en la órbita terráquea. Los reverendos estruendos espantan a todos los animales de la selva, así como, las luces de los chisporroteos, porque iluminan los rincones más obscuros del monte en las tempestades iracundas. Hasta el temido jaguar de manchas negras y el puma yacen acurrucados en sus madrigueras temblando en noches de tormentas.

LA VIRTUD DE LA SERPIENTE
 Para recoger más ligeramente el nance en la sabana, o para coser más rápido en los telares, las mujeres mayas tenían que agarrar una culebra cascabel y pasarle la mano derecha nueve veces con unos rezos, de la cabeza a la cola, así también repetir ésto con la izquierda, exhortando a ésta para les diera rapidez y ligereza para que el trabajo les abundara y les diera la virtud de ser más ventajosa que las demás.
Pero, hay que dejar libre a la serpiente, para que el sortilegio funcione. Esto es lo peligroso, porque alguna de sus parientes lo sigue a uno para morderlo e inyectarle veneno. Ese es el secreto de adquirir la rapidez de la serpiente. Pero, ahora ¿quién sabe ésto? ¿Dónde se pueden agarrar una serpiente?
Esta culebra significa Vida Nueva y en su piel o cuero se dibuja con sus rombos, el canamayté, cuadrivértice, la cruz octante de la luna, la estrella de cinco puntas, la proporción de la flor, del rostro, del perfil maya, del cuerpo humano exactamente como el conocido dibujo de Leonardo Da Vinci, la plantilla y el perfil de una pirámide maya, la proporción de la casa de guano, del arco maya y muchas cosas más dibujadas en el perfil del horizonte y dentro del ciclo de la estética arquitectónica. La serpiente cascabel es un animal sabio, divino, mágico, poseedor de una ciencia, al cual el hombre aspiraba, sin llegar a él, como lo refiere Díaz Bolio.

Tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, es el sonido del chinchín que emite la buena serpiente cuando pasa enseñoreándose y avisando del peligro para no enfrentare a ella. Es generosa y noble, mortífera y criminal por su veneno, especialmente, cuando tiene varios días de no inyectarlo. Con este veneno estatiza a su presa para después devorarla con mayor tranquilidad, eso puede tardar días o semanas, pero así como es de mala cuando la atacan o tiene hambre, también cura el cáncer, la úlcera y la gastritis, y revive a los muertos con su propia ceniza.
La serpiente duerme de día y sale a cazar de noche. Vive en las cuevas, por éso los perros son mordidos por éstas cuando van en busca del tepezcuintle, porque éstos ya se fueron por otros escondrijos.
Cuando te enfrentas a ella, en caso tu vida peligre, hay que matarla con una vara delgada para que el golpe sea efectivo y penetre por su flexibilidad en las formas del suelo y las curvas de la serpiente.
  
EL POLVO DE SERPIENTE CURA VARIOS MALES

Don Miguel Acosta, alias El Muerto, vende por onzas el polvo de serpiente cascabel para la curación del cáncer, el mal fatídico que ha mandado a la tumba a muchas personas. Él asa a las serpientes en un horno desde las nueve de la mañana hasta entrada  la noche y después las muele con la mano en el metate.  Esta curación está plenamente comprobada, pero hay que tener fe y confianza en este remedio. ¡La fe te valga dijo Cristo! Porque, también, la medicina de patente que es sumamente cara y que venden en la farmacia, sino se tiene fe, muchas veces no cura o sana. Pero, ¿Quién le enseñó a don Miguel este secreto?  ¿De dónde salió esta curación secreta? Antes, vendían pesada esta ceniza, pero ahora la venden encapsulada. Esta ceniza corresponde al vibhutti que mágicamente hace aparecer de la nada Sathia Sai Baba en la India y que lo pone en forma de cruz en la frente de sus devotos. Los que creen firme y fielmente en él, hace aparecer este polvo sagrado de sus fotografías. Este polvo es muy curativo.
Si la selva te enferma, la selva también te cura, lo único es que hay que conocer a las plantas del bien y también las del mal. Si la resina del chechén te quema y te irrita la piel, la corteza del chacaj te cura. Todo tiene sentido en el espesor del monte, donde los chombos o zopilotes son palomas. La fitoterapia te cura, pero también se necesita de emplastos y rezos. La ruda y el apazote son muy buenos, pero, también el ajo y la contrahierba, como otras plantas utilizadas en Carmelita, San Andrés y San José, todo depende de lo avanzado de la enfermedad.
El polvo de la serpiente cascabel cura el cáncer, la úlcera y muchas enfermedades gastrointestinales o del estómago y de otra índole, de allí que se debe respetar a este animal y no matarlo por gusto, por lo que, se hace necesario, imperiosamente, en la época actual, la adecuada transferencia de información técnica y científica sobre las serpientes y otros animales silvestres o salvajes de la selva y del monte petenero, a las personas, para hacer conciencia y que ya no sigan destruyendo el bosque con los incendios.
Es importante la aplicación de conocimientos especiales de la flora y fauna para resolver aspectos de la realidad local y regional. 
Pausadamente, decía allá en Tikal, don César Aguilar Cumes, “Para el caso de los recursos naturales, lamentablemente, se han venido utilizando esquemas tradicionales de información, de tal forma que desde temprana edad, se induce al niño a mantener sistemático e invariable el comportamiento de los recursos mismos, especialmente en lo que respecta a la fauna. Por la misma formación cultural se inculca al niño el temor a los reptiles y no a respetarlos como parte que son de una escala zoológica. De allí que no tenga el más simple conocimiento de las cadenas alimenticias, ni de los niveles tróficos. Este equivocado enfoque del conocimiento se ve impregnado en el niño, y posteriormente evoluciona en la etapa adulta, en una apatía y resentimiento contra los exponentes de este grupo animal: culebras, ofidios, serpientes o como se les quiera llamar”
Tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, suena el chinchín de la serpiente cascabel que avisa de su temible y misericordioso paso.
Los mayas le entregaban oraciones durante la lluvia al espíritu de Chak que controlaba el tiempo y el poder de las culebras en el cielo y la tierra. En el apareamiento, el macho sigue el rastro de feromonas u olores del amor dejado por las hembras.  Al encontrarla la abraza frotándole su cuerpo apasionadamente y se enrosca en espiral contorsional de lujuria, pasión y pensando en reproducir la vida. Si la culebra hembra está receptiva permitirá la cópula y los abrazos se harán más delirantes, duraderos y continuos.  El macho transmite el esperma por medio de uno de sus dos sacos reproductores llamados hemipenes. La pareja queda enrollada durante varias horas. Dado que estos encuentros son raros, la culebra hembra puede almacenar el esperma del macho hasta que lo necesite. La cascabel, como las demás culebras son vivíparas y aceleran la gestación pasando más tiempo en el Sol, el astro de la fotosíntesis y de la vida. Las crías nacen con las primeras lluvias después del verano, en el momento en que las cascabeles están más activas. De allí que se les asocie con la lluvia, el rayo y los truenos. Es durante las tormentas que éstas aparecen. Tras una gestación de noventa días las crías ya están totalmente formadas. Una serpiente puede tener hasta diez crías.
Para las personas que no la conocen es muy fácil confundirla con otras serpientes. No todas son dañinas porque unas carecen de veneno. El cantil de agua puede confundirse con una corredora esmeralda o ranera verde que se alimenta de ranas y lagartijas; la barba amarilla puede confundirse con la culebra hedionda (Leptodeira septentrionalis), especie utilizada en el control de ranas y ratones. La barba amarilla también puede confundirse con una barba amarilla falsa o comalito; el coral puede confundirse con un falso coral. De allí, la importancia de buscarle la fosa loreal o agujero entre la nariz y el ojo para establecer su identidad, porque las que no la tienen no son venenosas, y en su lugar poseen una mancha. El coral venenoso tiene filas de escamas en el dorso y los colores de la cola son sólo negro y blanco, característica propia de esta especie.
Miguel Acosta, dice que la serpiente cascabel tiene siete vitaminas y una de ellas, es la eléctrica. Él fue curado por un negrito de Belice de graves dolores estomacales cuando recorría el monte petenero rumbo a Fallabón, hace como cuarenta años y desde esa fecha utiliza este polvo para hacer el bien a los que lo necesitan.

 LAS CULEBRAS NO ATACAN POR GUSTO

 La mayoría de animales silvestres, y en especial, las culebras le temen al hombre y su reacción natural es defensiva. Es decir, salvaguardar su propio territorio, pero en la mayoría de los casos, la tendencia es huir. Las culebras, desde las más pequeñas hasta las más grandes, juegan un papel específico en la naturaleza, el cual puede ser de utilidad o beneficio  para el agricultor, forestal o ganadero. De allí la importancia de transmitirle a los niños, especialmente de los que viven en la biosfera maya, el conocimiento de los reptiles y demás animales, porque la mente de los chicos constituye una  fuente inagotable receptora de información, la que, al obtenerla tergiversada, modela sus pensamientos en tal forma que, aparte de repugnarle las culebras, evitan el contacto con la literatura que les permitirá corregir cu comportamiento, proporcionándoles conocimientos como el de que, menos del diez por ciento de las especies de reptiles puede producir intoxicación como consecuencia de los efectos de una mordedura, así también que la población de estas áreas naturales en donde habitan, como la sabana, bosque, pastizal, desiertos o zonas cultivadas, no sobrepasan el uno por ciento en relación con las no venenosas.
Pero entremos al grano con este cuento que el lector ya está nervioso. Tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, tsch, repiquetea el zumbido de la serpiente cascabel cuando pasa anunciando el festín sonatino de respeto y de emperifollamiento.

El polvo del cascabel es uno de los remedios para curar muchas enfermedades. Antes, la libra costaba cuarenta quetzales y cinco la onza, pero ahora éste es caro. Ciertas familias lo comen para evitar el cáncer. Algunas personas que arrojan la comida cuando comen por la gastritis o la úlcera, no hay mejor remedio que este maravilloso polvo de serpiente.
  
EL CHINCHÍN DE CASCABEL LE DA UN BUEN SONIDO A LA GUITARRA

Que no te engañen, cuando te quieran vender un chinchín de cascabel, porque si éste se lo quitaron a la serpiente cuando estaba muerta no sirve para nada, me decía Miguel Acosta. El sonido lindo y sonoro que le da el chinchín de la cascabel a la guitarra, solamente sirve cuando se le quita estando viva y después se suelta ésta.  Pero, esto es peligroso ante la furia del animal de verse sin su emblema sonoro. !Que no te engañen con cualquier babosada¡ Me repetía.
Él compra de dos a tres culebras diariamente en la época de lluvias, que es cuando abundan; se las traen de Paxcamán, San Francisco, San Andrés, San José y San Antonio. Había un especialista culebrero de San Antonio que llegaba en su bicicleta todos los días con dos o tres culebras, me decía. Cada una se la compraba aproximadamente en setenta quetzales, dependiendo del tamaño. De Estados Unidos y Canadá mandan a comprar, a través de las amistades de don Tono Ortiz y de doña Julia Áucar de Tomás Zepeda. QEPD.
Yo curé a un muchachito, flaco y desnutrido, de cuatro años que estaba botado en la cama y que no caminaba. El Dr. Carlos Díaz Márquez, lo iba a operar, pero, a las dos onzas de polvo de cascabel que le dí, ya caminaba.

 LA CONTRAHIERBA

Yo trabajé mucho tiempo en el chicle y tuve muchas experiencias de mordeduras de serpientes venenosas y no venenosas. Fue Julián Domínguez, un negro waica, alto y delgado, quien me enseñó a curar a una persona mordida por serpiente venenosa. La diferencia de un negro waica con los otros, es que éste no es labiudo y tiene facciones finas. Este, según me dijo, había aprendido este arte de curación con sus antepasados.
Con este waica aprendí que es la hierba llamada contrahierba la que cura a la persona mordida por culebra venenosa. Usted me pregunta ¿Qué es lo que se usa de la contrahierba, si es la hoja o el bejuco?  Pues, no es ninguna de estas dos cosas, es nada más o menos que la raíz de este bejuco que crece enredado entre los palos. Las raíces son sacadas con un palo con punta y chaflán, se lavan, se machacan o mas trujan, se hacen pedacitos y se ponen a cocer en una olla u otro recipiente. El color del líquido de este cocimiento es de color verde. Yo aprendí este conocimiento de este negrito simpático, muy buen trabajador y serio, me dijo don Nando.

LA MORDEDURA A DOÑA PANCHA PATA GALANA

 Pero, ¿Cómo ocurrió esto? le preguntaba a don Fernando Tesucún Zac, oriundo de San José.
Él con su baja estatura, vientre abultado, cara ovalada, cabello entrecano, bigote semi blanco, con grandes entradas, que vestía playera inmaculadamente blanca y pantalón azul, con voz seria y acento tranquilo, me responde, pues viera me dijo que, muchas personas que son mordidas por culebras, mueren por el miedo y la sugestión, porque son mordidas por serpientes que no son venenosas. Las serpientes no venenosas tienen dientecillos y no colmillos. Pero este relato si corresponde a una mordedura de culebra venenosa que le ocurrió a la cocinera Francisca, cuyo apodo era Pata Galana, por tener camotes gordos y el cuerpo rollizo, en el campamento El Suampo, cuyo encargado era Mónico Torres. Aquí había una cuadrilla como de cuarenta hombres. Nosotros trabajábamos para don Carlos Díaz Ozaeta (QEPD).
Doña Pancha, Pata Galana, le hacía la comida a casi todo los chicleros del campamento, menos a tres de nosotros que cocinábamos nuestros propios alimentos. Esto lo hacíamos con el fin de ahorrarnos algunos centavitos, pero para ello, teníamos que levantarnos más temprano que los demás y regresábamos  de cinco a seis de la tarde, y a veces, hasta las siete de la noche.
Con voz temblorosa, Don Fernando revivía aquellos momentos angustiosos, de la siguiente forma: Uno de esos días, cuando regresamos al campamento en la mera tarde; juntando fuego estábamos, preparando el maíz para las tortillas e íbamos a hacer café, cuando oímos los quejidos moribundos, cerca de la bodega del campamento, de doña Pancha que ardorosamente se quejaba por los fuertes dolores de algo que le atormentaba. Yo me dirigí inmediatamente a su champa, temerosamente abrí la puerta y entré al cuarto, y vi a la señora escupiendo sangre y que también le salía de los ojos, nariz y oídos: los ojos los tenía trabados y estaba ardiendo en temperatura.

-     Doña Pancha, ¿Qué tiene?  ¿Qué le pasa? 
-          Don Fernando, me estoy muriendo, me contestó.  Fíjese que me mordió la culebra.
-          ¿Qué culebra?  ¿Usted la vio?
-          Si, si, me contestó. Yo misma la maté.
-          ¿Conoció a la culebra? Requerí
-          Bien, me dijo. Si, la maté. Allí está en el tapesco en la orilla de la aguada, me dijo.

Porque en el campamento, cuando uno llega, dice don Fernando, con voz lúgubre y no queriendo recordar este triste acontecimiento, se tiene que hacer un tapesco o puente con pura madera rolliza para llegar a la parte más honda, donde está el agua más limpia.
Esa noche de la desgracia, había llovido y la lluvia y los truenos llaman a las serpientes, porque son su ser dual. Pero, como los hombres se trepan en el tapesco con las botas con lodo, los palos se ponen ligosos y resbalosos, y la pobre dice que subió en el tapesco con la cubeta porque iba a traer el agua para cocinar los alimentos de los chicleros; cuanto de repente se le soba el pie, como ella siempre andaba descalza, y se le fue entre la abra (abertura) de los palos y tocó el suelo donde había mucha basura. Y fue allí, donde estaba el rollo de culebra, y ella dice que, cuando tocó el pie el suelo sintió un punzón, como espinada.
Entonces, ella dijo: ¿Qué fue? Y se le quedó viendo.
La culebra la miró como queriéndole hipnotizar y estaba lista para tirarle otra mordida, cuando ella, regresó algunos metros, agarró una varita y la mató.  La colocó sobre los palos. Entonces, yo le dije: Voy a ver. ¿Qué clase de culebra es? Y me fui a verla, para ello, llamé a otro viejito que era el compañero de nosotros y me lo llevé para la aguada, con el fin también, de ir a buscar el bejuco de la contrahierba, que yo ya conocía por el waica.

Cuando revisé la serpiente me di cuenta que era la pura barba amarilla, de la venenosa.
La señora tenía como cuatro horas que la había mordido la culebra, siendo la suerte que no le agarró ninguna vena grandecita, fuera de la yema del dedo gordo del pie derecho. Yo estaba preocupado por ésto, porque se atrasaría el trabajo del chicle, ya que, la lluvia estaba buenísima, el tiempo estaba buenísimo porque estaba lloviendo bastante y entonces era de aprovecharlo, porque ésto es bueno para que baje la resina del chicozapote para que sacáramos algunas marquetas de chicle.

Si esa señora se llega a morir, le dije a mis compañeros, o bien se entierra aquí o hay que bajar el cadáver a Dos Lagunas, y nosotros tenemos que cambiar de campamento, hay que perder tiempo, y en eso, a lo mejor, para el tiempo de lluvia, viene el verano y nosotros somos los que vamos a sufrir, vamos a perder, porque ya no vamos a trabajar bien, y más por esa razón, le pusimos interés, también, aunque yo no podía dejar morir a una mujer, si yo tenía la curación en mis manos.

Cuando ví que era culebra peligrosa le dije al viejito que se llamaba don Jerónimo, y le decíamos Don Jerón: ¡Véngase conmigo don Jerón!  ¡Vamos a buscar el bejuco. Nosotros llevábamos foco que nos alumbraría, y como yo ya había visto donde había un almácigo de contrahierba, porque este nace de varias guías, fuimos directamente a sacar las raíces, que estaban como a veinticinco metros de la orilla de la aguada, y sacamos un buen manojo, y lo llevamos al campamento. Desde que llegamos lo lavamos bien, lo machacamos, lo hicimos pedacitos y lo cocimos.  Así que dio punto, sacamos el agua y enfrié un buen tanto para que se lo tomara.  Ella me contó después que, cuando tomó el líquido que le dí, que se le aclaró la vista, porque dijo que ya no miraba.
  
LA CURACIÓN

Cuando yo entré a darle el líquido, todo el vestido estaba empapado de sangre, en las canillas le chorreaba la sangre y entonces, yo le dije: ¡No tenga pena!. ¡Primero Dios que esto va a cortar el veneno! y le dí la toma, la cual la bebió desesperadamente ante la muerte inminente, que según ella le vendría. Al rato dijo que se le aclaró la vista, a lo que entonces le dije: ¡Aquí hay más, pues! Porque yo cocí una olla de regular tamaño que le cabían de seis a ocho pocillos.  Entonces, se lo dejé allí.  Tome le dije, las veces que quiera, porque dicen que el piquete de culebra da mucha sequía (sed). Y ella dijo que, cada media hora se echaba unos tragos de este líquido amargo preparado con la raíz de la contrahierba. Ella no esperaba que le diera sequía, porque solo sentía que se le secaban los labios y se tomaba sus dos tragos del líquido del bejuco. ¿Qué otra cosa podía hacer en la espesura del monte donde no hay médicos ni farmacias, sino confiarse de las curaciones que le hacía?.
Este líquido, en realidad es amarguísimo que cuando se traga pareciera que se le cierra la garganta a uno, pero en la aflicción del veneno, ésto no se siente, sino por el contrario, la sequía hace que uno lo beba.
Al siguiente día ya amaneció bastante buena. Yo siempre llegaba por las noches a espiarla, porque le decía a los compañeros. No vaya a ser que esta señora se muera. Por eso hay que estar al tanto siempre de ella, porque a la cuadrilla “le venía del extranjero” o "guando" este problema, como se dice vulgarmente.  Ellos no se preocupaban de nada. Ellos estaban cantando y tocando guitarra, unos, jugando naipe, y otros más jugando dados, etc. Estos estaban en la bodega y no se preocupaban de que la señora se estuviera muriendo, a pesar que les preparaba la comida; hasta el encargado del campamento estaba allí. A nosotros no nos servía comida, sino que solo a la cuadrilla, sin embargo, nosotros si estábamos preocupados por su salud.
También le conseguimos puros en la bodega y se los cocimos, porque el tabaco es bueno, también, para la mordedura de culebra. Y, como en los campamentos, se fumaba mucho para ahuyentar zancudos y demás moscos molestosos El agua de tabaco de los puros se la dejamos sobre un tapanquito para que ella se lavara las canillas, pero ya más o menos, estaba buena.
Al tercer día de madrugada, ya estaba en el molino preparando la masa para las tortillas, y no hubo necesidad de trasladar el campamento a otra parte, ante una desgracia.
Después de este acto de piedad, la señora nos apreciaba mucho por el favor que le hicimos, porque le salvamos la vida. Después, ya nosotros no nos preocupábamos de preparar comida, porque ella ya tenía en el cobén nuestros alimentos.

EPÍLOGO

Existen muchos cuentos de la serpiente, como el de Esculapio, médico griego que las vio peleando y ante ello le despertó el sentido de la observación en la medicina, por esta razón en el símbolo de los médicos hay dos culebras enroscadas en una vara.  Otro, es el caso de don Rubén Vitzil del pueblo de Jobompiche, en donde una culebra le enseñó a curar la mordedura de ella misma.
Don Rubén Vitzil nunca oyó el caso de Esculapio, quien por él, se tiene por símbolo de los médicos las dos serpientes enroscadas. Don Rubén Vitzil le contó que mientras descansaba la leña en un tapesco apareció una cascabel y al rato venía la otra detrás.  En ello desataron una lucha feroz y una dejó moribunda  a la otra. La sana penetró al monte a traer una hierba que restregaba en el hocico de la moribunda. Además, le hacía unos ritos de arriba para abajo. Cuando estaban las dos buenas, cada una siguió su camino.  En ello, don Rubén agarró la hierba de la culebra y distinguió de cuál se trataba. Fue la naturaleza quien le enseñó.

 Aunque estos cuentos son similares, no son paráfrasis uno del otro.
Lo importante es cuidar el monte para que todos los animales de la selva vivan en armonía y no quede nuestro Petén como un desierto, pelón y vacío. El sentido de la solidaridad y del amor al prójimo es también muy importante, así como el respeto por todos los animales que fueron creados por los Dioses Formadores del Universo para tener para vivir un lugar en el planeta Tierra. 

Fin

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