DUELO POR LA PLAYITA
El título de La Playita puede
sugerir alguna playa de las muchas que abundan en el Pacífico, el Mar Caribe, Livingston,
los Cayos de Belice, o de otra ribera de lagos y ríos del país, pero no, es el
nombre que tenía una cantina que se ubicaba en las márgenes del histórico lago
Petén Itzá donde los itzajs fincaron pertenencias en el Postclásico.
El dueño de esa cantina es Rafael Aguilar Pulido,
otrora síndico del Consejo Municipal presidido por Diego Fion Garma (+), y los síndicos: profesor Julio
Mortales Baldizón (alias) Palillo, Carlos Burgos (El Káiser, +), , Chevito
Méndez Alvarado (Azul), el profesor Beto Rosado Pinelo (El Cuache ,+), Luis
Ortiz (Güicho), Pedro Castellanos (+), Rufino Pinelo (+), Carlos Berges
Pinelo, Rafael Morales Cetina (+) y otras personas de la Isla de Flores. Esta
cantina fue llamada por mucho tiempo “La Cantina de Rafael Aguilar”, y para
abreviar solo se decía: Nos vemos donde Rafa Aguilar.
Esta cantina surgió en 1981, durante la
celebración de la Feria Departamental de Petén, cuando Rafael Aguilar decidió
poner una venta de cerveza y licor, ya que, su casa se ubicaba, precisamente,
en el lugar indicado donde se ponían los
negocios de la Feria. Después de esto, ya no la quitó jamás, ante los ruegos y
recomendación de los trabajadores del FYDEP: Chente Mendoza (+), Rómulo Ozaeta,
Miguel Ángel Pinelo, Emilio Lyckes, Mauro Mata (+), Oscar Fion y otros, que lo
instaron a que la dejara, porque hacía falta un estanco de esta naturaleza en
la Isla de Noj Petén. Mauro Mata fue su cobrador en el FYDEP, a quienes les
daba fiado Rafael. En este tiempo solamente estaban las cantinas de doña
Teodora Arias y doña Leonor Manzanero, porque ya la cantina “El Pajazo” de doña
Amalia Cocón ya había dejado de existir desde hacía muchos lustros.
Rafael
Aguilar proviene del famoso mecánico don Chema Aguilar, quien era un mil
oficios.
DON CHEMA AGUILAR HIDALGO
Don
Chema Aguilar, padre de Rafael, nació el
8 de diciembre de 1897, hijo de don Tomás Aguilar Sierra, de origen inglés, de
tez blanca y quien vino de México y de doña Adriana Hidalgo de origen beliceño.
Don Tomás fue joyero, platero, hojalatero, filigranista, y trabajó el monograma
en oro y plata.
Anteriormente,
don Tomás Sierra se había casado con una señora y procreado dos hijas. Su segunda
esposa, doña Adriana Hidalgo fue una mujer de tez obscura, dado su origen
afroamericano. Fue hija natural del profesor J. Miguel Castellanos y de doña
Emilia Pulido.
Don
Chema Aguilar, dado el origen de su madre, era de tez morena y de pelo crespo.
Fue ingenioso y de gran talento en el arreglo de diversos objetos de su época,
especialmente, de motores marinos Johnson de 5 y 12 caballos.
Fue
un artesano que arreglaba artefactos de metal. Fue joyero, fontanero, de los de
antes, cuando no existía el PVC, armero, estructuralista, relojero, que compuso
los relojes de las iglesias de Flores y La Libertad, componedor de victrolas,
lámparas, planchas, herrero, soldador de calderos y pailas para cocinar chicle,
soldador de cubetas, ollas, palanganas, espolones, candeleros metálicos y
cuanto artefacto de hierro o acero le llegaba, especialmente los del trabajo
chiclero, mencionados anteriormente.
En
una oportunidad se quebró una pieza de metal que sostenía la rueda de un avión
que piloteaba Jacinto Rodríguez Días y él la soldó a través de una fragua de
fuelle. (Aguilar, Rafael. 2008). Recuérdese que estos aviones eran sencillos, sus
alas estaban forradas de lona y las llantas eran pequeñas y fijas, que no se
metían dentro del avión. Era
el mago de la compostura de los trabajos metálicos.
Rafael Aguilar heredó de su padre el ingenio
y talento para arreglar los diversos objetos de su época. Fue un mil oficios
catorce necesidades.
LOS HIJOS DE DON
CHEMA AGUILAR Y DOÑA MARIANA PULIDO
Se casó con la señora Mariana Pulido,
con quien procreó cinco hijos: Tomás (+), José Alejo, Rafael Ángel, Carlos
Emilio y José María, todos de apellidos Aguilar Pulido.
Rafael es el tercero de los hermanos. José
Alejo es conocido como “Bala Perdida” y José María como “Chema”. José Alejo
debe su mote a una bala perdida que le hirió la boca. Tanto Bala como Chema, son
un par de angelitos, amigables y buenas personas. Su padre se los dejó recomendados
a Rafael para que los atendiera y cuidara como dos colegiales.
Ellos obtuvieron de herencia un terreno
cada uno, los cuales mal vendieron, por lo que, no les tardó mucho el dinero de
la venta. Chupan poco y padecen ciertas gomas. La Bala cantaba Amorcito Corazón
y otras de Pedro Infante cuando se metía de shute
en las canciones que cantaban los forasteros y nosotros mismos cuando tuvimos
guitarra en ese local. Carlos Emilio, en cambio, se graduó de maestro y fue
Director de la Escuela Federal “José Benítez Gómez”. Fue un maestro y director
competente.
Es una persona tranquila y educada que
ha cultivado muchos amigos.
EL MOTOR MARINO FUERA DE BORDA
En
la época de los años 50-60, solamente surcaban las aguas del lago Petén Itzá
canoas con motores marinos fuera de borda, marca Johnson de 5 y de 12 Hp. Tenían
motor de 12 Hp la lancha María Auxiliadora de la iglesia y la de don Chencho
López, los cuales eran cuadrados en su parte superior externa.
KILLO COLMENARES ENSEÑAÑDO EL MOTOR DE LOS PO, PO,
PO
|
Se le acredita al doctor Boburg,
el haber introducido el primer motor marino a Petén, el cual era de uno o 3 Hp,
a lo máximo. Yo tuve la oportunidad de verlo y apreciarlo en el mal llamado
Castillo de Arizmendi, lugar donde estaban los archivos y bodegas de la Municipalidad,
cuando era alcalde Santiago Puga Reinoso, quien me lo mostró. ¿A saber qué se
hizo? ¡Sería una joya para el Museo de Flores! En este tiempo todavía admiramos
los barcos grandes de madera ensamblada donde, transportaban el chicle,
llamados Po, po, po entre ellos, el de don Elías Tager, de Tager Hermanos que
manejaba don Miguel, de don Chema y don Max Penados Pinelo, del doctor Boburg,
etc.
En el Museo de la Isleta de Santa Bárbara
de la familia Colmenares se puede apreciar uno de esos motores. Don Juan
Nicolau Acal, también, tuvo una enorme lancha llamada Anáhuac, la cual, era de
dos niveles, y servía para acarrear chicle y mercadería en general, del Remate
hacia Flores y quien se vio obligado a hundirla, porque se la querían confiscar ante
un préstamo que no pudo pagar. Después de algunos años, quiso rescatarla, pero,
no pudo pagar el dinero del préstamo, más sus intereses.
A estas grandes lanchas o canoas se les
incorporaba un motor de diesel en la borda, el cual movía una transmisión y
hélice. Estas grandes canoas servían para recoger el chicle de la aldea El
Remate para llevarlo al campo de aterrizaje de Santa Elena, para transportarlo por aviones de AVIATECA a Puerto Barrios y de allí
lo trasladaban en barco a los EEUU
El
motor marino constituye un sistema de propulsión para barcos, lanchas y
canoas, que de otra manera serían accionados manualmente por remos o canaletes.
Este invento fue posible gracias a los experimentos de Cameron Waterman, un
joven estudiante de Ingeniería de Yale. Este motor fuera de borda parece ser el
primero de gasolina que salió a la venta en 1903 y que se patentó en 1905. A
partir de las dos docenas que fabricó en 1907, la empresa pasó a fabricar miles
de unidades en los próximos cinco años.
La
creación del motor fuera de borda comercial es a menudo atribuida al noruego
Ole Evinrude, inventor estadounidense en 1909. Entre 1909 y 1912 Evinrude
fabricó motores fuera de borda de 1 caballo que se vendieron en todo el mundo. El
motor fuera de borda Evinrude fue copiado por otros fabricantes. La década de
1920 fue la marca Highwater, para el motor fuera de borda Evinrude, con
Johnson, ELTO, Lockwood Atwater y docenas de otros fabricantes. Ahora, existen
muchas marcas más como Volvo, Electrolux, Scania, Austin, Cummins, etc.
Las marcas Volvo, Electrolux y Scania son marcas suecas.
RAFAEL
ÁNGEL AGUILAR PULIDO
Conocido simplemente como Rafael Aguilar. De
joven, fue un respingado muchacho con rasgos afroamericanos. En un tiempo fue
mecánico de motores marinos fuera de borda, como su padre, y después, componedor
de los relojes coloniales de las iglesias de Flores y La Libertad, Petén, pero,
el oficio de mecánico lo comenzó a alternar con la cantina. Llegó a arreglar refrigeradoras
de kerosene, máquinas de coser, de escribir, planchas, lámparas de gas,
gasolina y de carburo, máquinas registradoras, sumadoras, y ahora hasta le
cambia baterías a los teléfonos celulares.
Hace algunos años, me arregló un motor
marino marca Johnson de 3 Hp; me envió a comprar el repuesto a la tienda “La
Colmena” de Calín Díaz y a los diez minutos de habérselo llevado me lo dio
funcionando. Todo esto constituye un recuerdo, porque ahora descansa y vive
de sus rentas y de los bienes que atesoró en el transcurso de su trabajo
tesonero, arreglando motores y vendiendo alcohol y cerveza. Su ajetreada y
golpeada vida familiar ha sido compleja porque, a pesar de ser responsable y de
darles cariño a las mujeres que ha tenido, éstas le fallaron, aunque esto a él
no le importa.
SU
FAMILIA
Rafael Aguilar tuvo sus enamoradas como cualquier
joven en sus años mozos, pero, con solo dos de ellas tuvo hijos, los cuales son
su orgullo. Tuvo dos hijas con Lety Calderón, una de ellas es médico, la otra
es casada. A estas dos hijas las heredó con una casa que compró a Ortelio
Chamalé. Con la segunda, La Tita (Marta), tuvo tres hijos: Ángel Rafael,
Deymira y Fernando.
A sus hijos siempre los ha apoyado
económicamente con vivienda, alimentación y estudios. La Tita recientemente falleció el 7 de marzo
de 2016.
LA CASA QUE ALBERGÓ LA PLAYITA
Esta casa la recibió de
herencia de su padre, es de madera y de dos niveles; en la planta baja estaba la
cantina en un cuarto grande, dividido con madera, tenía dos puertas que
comunicaban a la cocina, tenía una pila y no había paredes de división, los
servicios sanitarios estaban al fondo. Tanto en donde se ubicaba la cantina,
como en la parte trasera había mesas y sillas. Del lado derecho, una escalera
de madera conducía al segundo nivel, donde se situaban las habitaciones.
Después de haber construido la
terraza en la parte trasera, se llevó a vivir con él, a sus hermanos Bala y
Chema.
LOS FESTEJOS Y
EL ALCOHOL
Cada
país del globo terráqueo y región del continente tiene sus festejos, que la
mayoría de las veces son acompañados de brindis de licor, desde los de gente
pudiente, hasta los de recursos modestos, que raspan el gaznate. En Chile y
Perú festejan con pisco, en Rusia con vodka, en Italia con vino, en Grecia con
uozo (anís), el trago de los filósofos, en Suecia con bränsvin, en Colombia con
aguardiente, pero no mezclado con Coca Cola, en México con tequila y pulque, en
Centro América y las Antillas con ron, etc. En Suecia no hay cantinas, sino
restaurantes y son caros. Todas las personas tienen que ir a comprar su licor
en tiendas estatales denominadas Sistembolaget, por lo que, la costumbre es
compartir con los amigos dentro de las casas. Por otro lado, las cantinas en
Belice no tienen mesas ni sillas, sino los libadores beben parados en pequeños
círculos, donde todos hablan al mismo tiempo.
Constituye
una fiesta de jolgorio, donde el griterío de negros ahuyenta el clocar de las
ranas.
Desde
que el hombre descubrió los efectos del licor, el cual le da calorcito especial
al cuerpo y donde las emociones se acrecientan cuando ciertas neuronas del
celebro causan éxtasis y alegrías indescifrables, como el valor que se agarra
para declararse a la mujer de los sueños, se comenzó a brindar con alcohol en
las ocasiones especiales de festejo.
Por
esta razón, la mayoría de las celebraciones del hombre se realizan con bebidas
espirituosas como: champagne y sidra para brindar al comenzar la fiesta, se sigue
con cerveza, whisky, ron, mixtelita
petenera,
brandy, tequila, clandestino con sus
diversos nombres: cucha, chumpiate, boj, etc.
Estas
celebraciones involucran festejos de nacimientos, bautizos, confirmaciones,
peticiones de mano, bodas, cumpleaños, velorios, festejos especiales,
presentación de candidatos en campañas electoreras, triunfos diversos, compra de inmuebles y bendiciones de
casas.
Ante
estos convivios se acostumbra decir: “arriba, abajo, en medio, adentro” o
“Hasta ver a Dios”. A los que no toman
se les refiere: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, casi
nunca falta el mariachi, antes, era la marimba.
Claro,
que hay personas que jamás han puesto un pie dentro de una cantina, mucho
menos, en La Playita, pero, si han tenido la experiencia de haberse echado un
traguito. Hay que recordar que, en todo lugar del solar patrio siempre hay
santos evitados de alcohol, como pastores, vegetarianos y demás yerbas que
jamás han probado el aguardiente, ni cerveza. Los curas se echan su vinito en
la misa, Aunque, a este mundo Dios nos mandó este líquido especial para diversión
de los humanos.
LOS BOLOS
DE ROPERO Y LOS FUERCEROS
Son
aquellos que no se dan color, sino compran el aguardiente en las abarroterías,
y se lo chupan en su casa, donde nadie los mira. En la mayoría de las veces,
mandan a comprar el elixir con menores de edad.
Anteriormente,
en la Isla de Flores, había bolitos fuerceros que celebraban sus borracheras, predicando
en las calles principales de Noj Petén, con metáforas ininteligibles e
irrepetibles, donde maltratan al mundo entero con lanzamiento de improperios al
viento. La falta de dinero para proseguir indefinidamente con la chupa los hace
ser ofensivos. Enfrascados y malolientes divagaban con inexpresivas piezas de
oratoria de insulto y difamación. Según ellos, son los filósofos y profetas del
pueblo.
Muchos
alcohólicos que llegaban a La Playita, para oír pláticas intrascendentes de
bolígrafos y así distraerse. Mientras pasaba el tiempo se tomaban su gaseosa y
al momento de ir al sanitario, aprovechaban los pícaros para echarle aguardiente
dentro de sus bebidas a un alcohólico que estaba en parada para que agarrara
fuerza de nuevo.
LOS CLIENTES DE
LA PLAYITA
A
La Playita llegaron personajes importantes y profesionales famosos por sus huisachadas,
como connotados maestros, como: el Cuache Rosado, Rolando Canek, Líe Pinelo, Samuel Rojas, Carlos y
Mario Berges Carío, Víctor Felipe Morales, Tirso Morales Tager, los de castigos
fuertes en la Escuela Federal como Chayo Mas, Diego Fion, y otros, así también, políticos rascuaches y
medio mafiosos que llegaron con el pecho hinchado, como uno que fue Alcalde de
Flores y que vendió la Isleta de Santa Bárbara y otro, el parque Helen Lossi,
deportistas como Salvador Munduate y otros dribladores, que en su juventud
fueron atléticos y ágiles en los deportes que practicaron.
En este paradigmático lugar, compartimos
momentos gratos y alegres con muchos amigos para rendirle tributo al Dios Baco
y a la guitarra, amiga del Duende y La Llorona. Entre los antiguos vecinos que llegaron
allí, se recuerdan a Chepe Áucar, Quike Cadete, Arnoldo (Bin) Castellanos, Doyo
Penados, Julio Reinoso (Tarugo), Llemón Tager y su hijo Maguit, Paco Tager
Pinelo, El Loquillo, Godínez, ingeniero agrónomo Arana, Pancho Barquín Aldecoa
y muchos catedráticos y ex catedráticos del CUDEP, porque El Chiltote, la
Gueya, Bañitos y Ramón arroba, fueron clientes de la cantina de Manuelito Garma
y después de la Carmina que ya no existen. Todos los personajes de las
diferentes instituciones de gobierno y de las ONG entraron a este sagrado lugar
para rendirle culto al Dios Baco. El que esté libre de pecado que lance la
primera piedra.
Pero,
como todo tiene un principio y un fin, todo esto se desvaneció por asuntos de
la dialéctica que trata y se come al espacio y al tiempo cambiante y las
palabras y juramentos se quedaron en el éter, divagando como las canciones que oímos y cantamos.
La Fionada Madre fue parte de la
clientela de la Playita, pero, después se cambió a “La Canoa”, restaurante del
profesor Tirso Morales Tager, su pariente, ubicado contiguamente.
A la Playita llegaba un rico hotelero, ya
avanzada la noche, a quien siempre había que invitarlo a las chelas y cigarros.
Su excusa para no pagar era que no cargaba dinero contante y sonante, sino
dinero plástico de tarjetas de crédito. “Prestame para unas chelas, que allí te
lo pago mañana, era su decir”. A este lugar escondido llegó: gente proba y
lenguas-largas, mentirosos, mentecatos, triunfalistas, derrotados, chaqueteros,
lancheteros o achimeros, leñateros, albañiles, ménades, los otrora camineros,
de sanidad pública y diz que trabajadores de tanta institución que ha habido en
Petén, como gringos, canches europeos, y hasta chafarotes de la base militar o
aérea, que a deshoras de la noche, llegaban solicitando el favor de que se les
vendieran el bendito trago.
Era
común ver huecheros hablando de sus
rifles y escopetas que no fallaban, a chicleros que decían sacar 40 quintales
de chicle en la temporada alta, a
shateros que a veces eran huecheros,
milperos y hasta gobernadores, de guarda-recursos del CONAP, los que salían a
venadear, candidatos a alcaldes, diputados y de organizaciones que funcionan
dos meses al año y otras instituciones, sin contar a todos los pachuquitos de las ONG’s, la mayoría,
buenos para nada, que solo servían para sentarse frente a las computadoras con
la taza de café y el cigarro en la boca. ¡Están arreglando la situación de
Petén decían los ignorantes!
Llegaron
allí, cazadores de animales silvestres imitando al Jefe Político y Comandante
de Armas, el gordo coronel Oscar H. Peralta de los años cuarenta y al escritor
Virgilio Rodríguez Macal; ahora esto se terminó, y solamente se ven ciertas
aves en la carretera hacia la capital, como: zopes, zanates, una que otra
golondrina y tzoches
de noche, porque, se acabó la vida silvestre en el Mundo del Misterio Verde o selva
petenera, porque, “todo lo que se mueve se muere” y los sureños no pierden el
tiempo, porque siempre andan agarrando pulso.
Un
cliente asiduo fue el amigo Byron Castellanos, personaje leído y educado que
falleció por el gusto del bendito o maldito aguardiente, aquel que le suelta la
lengua hasta a los más calladitos e inventa mentiras de las que quiere oír el
supuesto invitador. Un joven que siempre se encontraba allí cuando había fiesta
era Quique Segura con su traje de Los Phoenix, ahora ya dejó este vicio; otros
que llegaban fueron Efraín Aguilar Cárdenas con sus hijos, periodistas, y
locutores. Había unos mayores que siempre llegaban a echarse el almuercero como
don Chayo Zetina, Clemente Castellanos, Marcos y Quique Baldizón y Chico Marín.
Había muchos que llegaban únicamente para la feria como Mariano Maza y otros
que eran estudiantes de la capital. Paco Baldizón fue un cliente asiduo en
aquellos tiempos.
Allí,
pasé a comprar un cuarto de whisky cuando alterné con los Guaraguao en el Sac
Nicté: un octavo me eché al paraguay y el otro me lo metí a la bolsa trasera del pantalón “pa’ mi-después”. Conmigo se colaron al espectáculo, algunos amigos
que estaban en La Playita, con la excusa de cargar la guitarra, pedestales,
micrófonos y demás artefactos que utilizo cuando actúo. Esa noche hice mi acto
cómico como decía mi madre, pero este es asunto de otro costal
En
la Playita oí contar las historias más fantásticas, como la del triste
desenlace que tuvo “La Muerte” y “La Bomba”, y otras, dramáticas historietas y
anécdotas cargadas de sobrepeso, así como, relatos emocionantes de fútbol y
hasta de relaciones clandestinas de mujeres fogosas y apasionadas que se
revolcaron en las canoas con sus amantes, porque los pobres de bolsillos hasta
le agregaban o inventaban relaciones ficticias, con tal de conseguir para el
trago. Estos bolitos manejaban el ego de las personas para conseguir el trago
para quitarse la goma. Aquí fue donde Adán Castellanos somató la cartera llena
de billetes y Brígido Burgos, de plantisto, enseño la billetiza que llevaba
encima.
¿Quién
no oyó allí, hablar de las virtudes del Dr. Carlos Díaz Márquez, de las
conquistas del coronel Oliverio Casasola, ex Promotor del FYDEP, de las cuereadas
del policía apodado Chicote, del difamador del Caitudo, del aviador Charles Lindbergh,
del gigantón Carne Cruda, de Felipe Escalante que vendía en su carretilla esgrín (ice cream) en las calles de
Flores, del payazo Mejía que decía cuando se acababa la Feria de Flores: “Adios
Petén querido con sus calles empedradas, adiós mujeres bonitas, adiós viejas
arrugadas”, de don Juan Nicolau que bailó públicamente con la Yuca, la misma
y famosa “Yuca” (sexoservidora de pacotilla), de la cantina “El Último Cuplé”
de Huetín en Santa Elena, donde había lindas rocoleras, de las sexoservidoras
que La Lina llevaba a los campos chicleros en avión para prestar este afanoso
servicio; del avión que se cayó con los artistas nacionales, del Cine Alay, del
de doña Flora, del Nely y del Palermo, de las canoas El Triunfo y La María
Auxiliadora, de las robaderas de niños, (pero del Niño Dios), de la agarradera
de la cola de los aviones de AVIATECA que despegaban en la pista antigua?
Aquí,
hasta salían a relucir historietas que se pierden en la neblina del tiempo: del
Mónico y la Mónica, de Colash
de la Muda, de la misma Muda, de Arén Arica, de la Berta La Semillera, de Don
Cundo y Doña Cundita, de Valeriano, del gritón de Marcial Segura, del cabrón de
Neto Benítez, de los Chemées, de los ingleses Boburg, de los turcos, del
maestro Marcial Zetina y de don Chochayo, este último contador de cuentos, de
los kekchíes, Cakchiqueles y zutuhiles, sin contar con las historias de las
reyertas con los negritos de San Benito y de los equipos de Belice, Pomona y
del Cayo que llegaban para las ferias para darse taco a taco con los peteneros
en el deporte del enceste y del gol.
Todas
las palomillas de los politiqueros que apoyaron a ciertos candidatos, como
Julián Tesucún, Javier López (Chavelo) y
otros, que llegaron allí a plantear las triquiñuelas que hacían para ajustar para
el trago.
Algunos
matininajes hacían esfuerzos para el ajuste, más, otros, plantisteaban con la
botella de whisky o Ron Zacapa Centenario que llevaban bajo la camisa, aunque siempre
tenían que pagar el descorche. Desde luego, los de San Miguel, decían: ¡Ah lujo
de desgraciados! ¡Qué suerte de pisados!
Los
sábados no faltaba la pandilla de don Goyo Cocón (+), con sus amigos de libe:
Julio Morales, Carlos Trujillo, el maestro Nolo (ahora licenciado) y del
maestro Raúl Vásquez Franco. Además, otros personajes que llegaron, no porque
les gustara el trago o la cerveza, sino por compartir durante la feria, como:
Manuel Berges, Abigaíl y Neto Benítez, Aroldo y Waldemar Zetina, Roderico Soza,
Chema Ozaeta y tantos más. En un tiempo llegó por allí Íldegar Herrera y Chacho
Fion.
LOS ANIMALES DE LA FAUNA PETENERA,
TAMBIÉN FUERON CLIENTES
A
este lugar entraron a libar hueches,
tigres, tepezcuintles,
culebras, zorros, diversa variedad de monos, las siete especies de loros,
guacamayas, pájaros, quetzales, gatos de diversas especies, lagartos, tucanes y
hasta caballos como el de Flavio Herrera. En una oportunidad llevaron allí una
inmensa boa en un pick up y la despellejaron y cortaron en trozos dentro de la
cantina. Su carne y olor era similar a la del pescado, pero nadie le hizo
gancho para comerla, excepto yo, pero ya no la asaron. Se rajaron y yo me quedé
con las ganas.
LOS MÚSICOS Y
TROVADORES
A La Playita llegaron los amantes de la
música, como los integrantes de Los Lindbergh, Los Thunder, de Guayacán, Los
Phoenix, los marimbistas de los diversos grupos de ganabollos y los enamorados
del lago. Rafael tenía su radio casete que, en un principio funcionó. Allí se
quedaron divagando las canciones de los Panchos, Tres Reyes, Los Caballeros,
Leo Dan, José José, la música de los 60, Los Brincos, algunas de Silvio
Rodríguez y Pablo Milanés, Sandro,
Roberto Flavio, Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo, Daniel Santos y una que otra ranchera de José Alfredo
Jiménez y Cuco Sánchez. No faltaron las canciones de Óscar Chávez, Víctor Jara,
Mercedes Soza, Roberto Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, Enrique Guzmán, César
Costa, Vásquez y las del repertorio
petenero como Linda Morena de Valentín del Valle, Luna Blanca de Adelita Marí,
de Arnoldo Pinelo, Mito Segura, Pablo Peña, algunas mías como La casa de guano
y Los Loritos, y del maestro Rafael Romero. Carolo nunca pudo cantar completa
la canción “Madre” de Silvio Rodríguez, porque se le olvidaba o no encontró el
tiempo para aprenderla completamente.
AQUÍ
VIBRARON LAS GUITARRAS Y LAS VOCES DE LOS TROVADORES
Como
Salvador Munduate, del arqueólogo Rómulo
Sánchez Polo, Tirso Morales, Víctor Felipe Pinelo Morales, Samuel Rojas, Mario
Berges (+) y su hermano Carlos, Edgar Pinelo, Maco Puga, Julio Torres y Carlos
Julián, su cuñado José La Vieja (fallecido), gran cantante que entonaba
canciones de Guty Cárdenas Pinelo y Agustín Lara, Mario Luna Corzo (+),
visitador médico, el cantante veterinario Juan Carlos Moreira, Ivo y hasta el
pulcro de Miguel Ángel Romero y Harry Alvarado.
Arnoldo
Pinelo se asomó por allí un par de veces y hasta yo, que llegamos con el fin de
compartir con los amigos, a refrescar el gaznate con las frías o chelas que
mantenían nieve en la epidermis. El Mariachi Solitario se aparecía con su
bicicleta de adolescente y su guitarrita, a entonarnos canciones como “Ella”, “Flor”,
“Nunca” y otras de Guty Cárdenas Pinelo,
o la que se le pidiera. A su guitarra le incorporó una violineta en el lomo para
hacer las introducciones.
A
las cantinas de la feria en el parque llegaron a echarse el brindis los músicos
de las diversas orquestas y marimba-orquestas que llegaron a amenizar los
bailes de la feria, como, los de la Orquesta Rojas, La Tacaná, de La Policía
Nacional, Ecos Manzanero, Orquesta Armonía en Tinieblas. Aún recuerdo a Ernesto
Ávalos Gutiérrez, Paco Cáceres y Pablo Peña López, mi primo, autor de Petén
Itzá. Y en sus buenos tiempos, llegó Valentín del Valle Góngora con sus cuates
contemporáneos como Chema y Víctor Zetina, o fue allí o en otra parte, pero, de
que llegaron a una cantina a echarse el trago, es cierto.
LAS VOCES DENTRO DEL ESTANCO
Cada
oveja con su pareja, refiere el refrán:
Por un lado, los profesionales hablando de sus proyectos y de cómo hacer
dinero fácilmente, en otro, los albañiles platicando de cómo hacerse la vieja
para sacar algo para el ajuste, en otro, los maestros hablando de todo menos de
pedagogía y didáctica, en otro lado, los políticos, entre ellos los alcaldes,
hablando de cómo babosearse, aún más, al pueblo, en otro los lancheteros o achimeros,
marimbistas, motoristas y así, sucesivamente.
Unos
entraban y otros salían. Esta cantina parecía una Caja de Pandora, la de un prestidigitador
de donde salen infinidad de conejos, ramos de flores o cintas de colores
interminables, o como el pequeño cuarto de elevador, donde entraban negros y
salían blancos, entraban gringos y salían indios, entraban machitos y salían
maricones o viceversa. Era una caja mágica donde entraban contentos y salían
enojados, o entraban endiablados y salían gritando de alegría. Allí, entraban
llorando, unos y salían sonriendo, otros. Algunos
otros, entraban contentos y otros salían echando pestes. Entraban enamorados y
salían desilusionados por la quema del rancho; entraban amigos y salían
enemigos. Entraban tristes y salían dando brincos como enmariguanados.
Entraban
tristes y salían dando gritos de felicidad o de amargura. Era cantina era como
una caja mágica que nos hacía soñar despiertos y nos quitaba los entuertos del
daño de rezos y tierra de muerto.
Fue
un centro de distracción, meditación, reflexión y entretenimiento, donde el
alcohol hacía fluir más rápidamente la sangre en el cuerpo para aclarar las
ideas para la poesía y la metáfora, así como, entonarse para realizar asuntos
que, en el sano juicio, no se puede
hacer. Aquí, se organizaron serenatas, peticiones de mano, solicitudes de
matrimonio, como el de Iván Fion a una chica de San Miguel, negocios de
cualquier índole, compromisos de acompañamiento, giras de cacería, préstamos de
dinero, solicitud para ser fiador, organización de partidos políticos,
invitación para integrar algún equipo deportivo y marufias para negocios diversos. Aquí se tranzó la venta de
artefactos como piedras de moler, tipixes, juyúos, banquetas, almudes,
lámparas, jícaras, máquinas de manigueta, canaletes, canoas, lámparas y hasta
contratos para realizar algún trabajo. La crítica mordaz e hiriente nunca
faltó, ni tampoco faltaron los elogios por una acción noble, así como, el cobro
de préstamos y reclamos por sucesos de hacía muchos años. El acontecer diario
que se suscitaba en Petén, siempre estaba a la orden del día, así como, las
últimas canciones que surgían de los compositores peteneros.
Cuando
llegaba el Mariachi Solitario se le pagaba por las canciones que le
solicitábamos. Si no aparecía, obligadamente tenía que ir yo a traer mi
vihuela, cuando estábamos con las ganas de entonar alguna canción especial,
porque Tirso Morales Tager, como decía Rafael, solo a los chafas agradaba y
complacía con su repertorio de bellas canciones del elenco musical petenero,
porque es un trovador nato, de los pocos que nos están quedando, como el
profesor Rafael Romero, Carlos Berges, Víctor Felipe Pinelo, Américo
Castellanos, uno de apellido Méndez y otros dos por allí.
Nunca
faltaba uno que otro, que se quedaba tendido en el suelo como agradeciendo a
Dios de que haya un lugar sano y tranquilo en donde no lo golpearan, ni
robaran, ni mataran. Allí pernoctaba lleno de moscas a la par de los
escupitajos y las cáscaras de frutas de época, pero tranquilos. Con un buen
baño toda la mugre se quita, pero las heridas mortales, a veces no se curan.
Adentro
de La Playita, abundaban las
telarañas que servían para atrapar moscas, decía Rafael, las piezas de motores
yacían regadas por todos lados, junto con tornillos y panas de aceite, trapos
engrasados, una que otra fruta a medio comer y rodeaba de moscas, envases de
octavos, litros, botellas de gaseosas y escupitajos en los rincones del piso y
los afiches de cerveza fría con mujeres apetitosas en las paredes que nunca faltaban.
Este espectáculo constituía el atrayente principal para incitar y motivar a la
bebida.
Rafael
era un metiche especial, que se metía en cualquier plática de los clientes.
Nadie lo llamaba, es decir, que no tenía vela en ese entierro, pero él se metía
a opinar, máxime si le interesaba y tenía sus tragos entre pecho y espalda. “Tú
eres un pendejo”, les decía a los parroquianos, porque no actuaste de tal forma…
Algunas
veces, servía lo solicitado con llaves de mecánica y trapos en una mano y el
aguardiente o cerveza en la otra. No se le decía nada por ser conocido y amigo
respetado, en caso contrario, le negaba el servicio a cualquier fulano, fuera quien
fuera. No se le miró nunca como un cantinero sueldero, sino como amigo o dueño
del negocio.
Las
bocas o botanas, como dicen los mejicanos, casi siempre correspondían a las
frutas y legumbres de la época, como: castañas, aguacate, ócoro, jocotes de
todo tipo, guayabas, coshán, palmito, caña, bucutes, semilla de tziquil, castañas, limoncillos, naranjas, toronjas y
mandarinas, que Rafa cortaba con filudo cuchillo, que, también, le servía para cortar
ashes, eso era lo que decían.
Algunas
veces compramos bollos y tamales que llegaba vendiendo El Mudito. A Berta López
le comprábamos todos los paquetitos de semilla de tziquil. Cuando nos
quedábamos de último con Rafael y Jorge, este último mandaba a un taxista
conocido a comprar cigarros al Súper 24 de Santa Elena, porque las chencas que
habíamos tirado, ya no estaban en el suelo. Desde allí se enviaba, también,
por platos de comida para proseguir con
la tarea de darle mate a la cerveza.
EL RANCHÓN DE GUANO
Allá por los años 90, Rafael construyó un
ranchón de guano dentro de la casa, detrás de la cantina. Era grande y hermoso.
En cierta oportunidad sirvió para realizar un convivió de graduación de un
amigo profesional. Pero, como el guano
no se cortó en época de luna llena, agarró polilla, y como toda substancia perecedera,
llegó a su fin, prontamente. Hasta los peteneros se los babosean los sureños,
que les dan gato por liebre.
Algunos no creen en la luna llena para el
corte de madera y cometen el error de sembrar, cosechar y cortar madera, cuando
no es la época y por esa razón los resultados son nefastos. Algunos ignorantes
creen que eso es brujería. El rancho de la Cantina de Rafa nos cobijó con
frescura durante algunos años y solamente nos quedó el alegre recuerdo de éste.
En el islote de Santa Bárbara, el comején o polilla se comió un techo de guano
cortado con Luna tierna.
LOS CANALETES Y EL FYDEP
En los primeros tiempos,
los clientes de la cantina, dejaban sus canaletes sobre las paredes, mientras
se echaban el trago Estos vecinos utilizaban canoas para transportarse. Los ex
trabajadores del FYDEP, también, llegaban en parvadas para compartir los
octavos almuerceros o fiesteros. Fue la época del guaro regional marca Barril,
porque la época del Zorro había fenecido hacía muchos años.
LA TV COMO ATRAYENTE DE LOS GRANDES
ENCUENTROS DE FÚTBOL
Corresponde
a Rafael Aguilar ser el pionero de exhibir los grandes encuentros deportivos de
fútbol en la TV en su cantina, cuando pasaban los partidos del Barsa contra el
Real Madrid y otros importantes match, como los partidos de los
campeonatos mundiales y europeos, al mismo tiempo que su clientela compartía los
tragos con amistad. Cada gol se celebraba con gritos, y a cada falta o error se
escuchaban los improperios de: ¡mula!, ¿burro!, ¿pendejo! Las grandes destrezas
y habilidades, así como, los momentos trágicos y agradables se vivían con
emoción durante el desarrollo del partido.
Todos los ojos se mantenían abiertos
frente a la pantalla de TV, hasta tal punto que, cuando el partido se ponía
emocionante, Rafael no quería despachar lo solicitado.
Ya después, otros lo imitaron y vinieron
las aglomeraciones de fanáticos en los restaurantes para atraer a la clientela que
llegaba a apreciar estos juegos en pantallas gigantes. Estos restaurantes se anunciaban
en la radio y Tv.
LAS HAMACAS
Rafael colocó un par de
hamacas en la parte posterior de la cantina y era allí donde nos recostábamos
con Jorge Burgos para hamaquearnos, platicar y hacer planes para la revista
Petén Itzá. Una vez que hacía falta una página, allí mismo la compré para poner
un saludo de mi familia.
LAS CHICAS QUE TRABAJARON ALLÍ
Allí fueron contratas algunas
señoritas guapas que llegaron en busca de trabajo. Hubo allí una linda negrita
de apellido Quintero, la cual era enamorada por la clientela que hasta algunos
le ofrecieron matrimonio: Prometer hasta no meter…, también, llegó otra
señorita que decía ser sobrina de Rafael y salió embarazada, tuvo gemelos, pero
nunca se supo quién fue el padre, sino solo se rumoró..
LA COMPUTADORA LLEGÓ A LA PLAYITA
George
Burgos como buen fotógrafo autodidacta, que le ha brindado un gran empuje a la
revista Petén Itzá, fue el primer personaje que llevó una computadora a la
Playita, todo, para enseñar sus grandes proezas a través del ojo de su cámara
moderna digital. Alrededor de él, se aglomeraron los bolitos y visitantes presentes
para observar las maravillas que había logrado para ilustrar la revista
Petén Itzá.
Rafael se ríe, cuando a través de los
etílicos acepté ser Director de dicha revista en los años 2001 y 2002. Un gran
compromiso, porque con nadie se queda bien y el trabajo hay que hacerlo sólo.
LA GOTA QUE
REBALSÓ EL VASO
Tristemente,
le cayó La Gota al pie de Rafael y estuvo a punto de perderlo. Se salvó
gracias a los cuidados de su hija que estudió medicina en la Cuba de Fidel
Castro, quien hizo milagros para que no se lo amputaran y no quedara chenco. Ahora, él es un
revolucionario rematado, aunque antes fue un medio conservador que de lejos
miraba a los comunistas, como al maestro Héctor Fion Garma, amigo de Jacobo
Árbenz Guzmán.
LAS
ELECCIONES
En
el día de elecciones cuando se elige al Presidente, Vice Presidente, diputados
y alcaldes del país, es prohibido que las cantinas vendan aguardiente, cerveza
y demás bebidas embriagantes, para evitar que el fanatismo irreflexivo ataque a
los que no son de su partido y se vuelva la de saranquintín, por lo que, estas
permanecen cerradas. Pero, esta medida no sirve para nada, porque los grupos de políticos partidistas
y fanáticos de algún candidato se aperan de aguardiente con antelación en sus
sedes o la casa de algún candidato o dirigente político, para ingerir durante el
conteo de votos de parte del Tribunal Supremo Electoral.
En
aquellos tiempos, nos reunimos en La Playita a puerta cerrada y en familia para
recibir los primeros datos del censo en la pantalla de TV. Fue así como, en
cierta elección para elegir a los que han mal gobernado al país y se han
enriquecido con los erarios del pueblo, salió alguien despistado y dejó la
puerta abierta de La Playita.
-Entonces,
la polaca
entró sorpresivamente, ante el chillo y
se llevaron preso a Rafael. Yo no estaba en ese momento, pero sentí mucho lo
que había sucedido. Él salió al poco tiempo, ante el auxilio de un abogado y
las declaraciones de los amigos. Todo esto ocurrió por el descuido del burrito
beodo que dejó abierta la puerta.
SEÑORITAS QUE VISITARON
ESTA CANTINA
Algunas señoritas de la Isla, desinhibidas
y mayorcitas, dueñas de sus vidas y que se auto-sostenían, llegaron en algunas ocasiones
de feria y días especiales para compartir y echarse un par de tragos o cervezas
frías. Entraban con confianza, ante el respeto que siempre se les ha dispensado
a las damas en la Isla, además que, todos nos conocemos y que siempre se les ha
tratado con respeto y deferencia especial. Los peteneros tenemos la tradición y
costumbre de utilizar cierto lenguaje escatológico, máxime cuando los alipuces
se suben a la cabeza, para expresarnos entre amigos: el lenguaje escatológico
es el de las malas palabras, que, para la curia y santulones sería de mal gusto
por su altisonancia. A saber cuántas citas se realizaron a través de esta cantina con un fin
feliz. ¿Cuántos arrejuntamientos y casamientos habrían sucedido?
LA GUITARRA IBANEZ
DE HARRY ALVARADO
En
cierta oportunidad estábamos con Tirso Morales en la Playita compartiendo una
cerveza y un estuche de una guitarra americana yacía recostado en la pared, detrás
de mostrador, con guitarra adentro supusimos, que parecía de buena calidad.
- ¡Rafa!, dijo
Tirso, ¿Por qué no me prestás la guitarra para interpretarle un par de
canciones a Maco Pinelo?
- No, respondió
El Negro, porque no es mía y no tengo autorización para prestarla.
- No seas pura
lata Rafa: prestásela a Tirso que no le va a quitar un pedazo, dije yo. No,
volvió a reafirmar El Negro. - Ya les dije que no y no.
Y allí murió el asunto y seguimos compartiendo.
Al rato apareció Mario Luna, amigo petenero, visitador médico y gran intérprete,
trovador de canciones de Roberto Fabio.
-¡Ay Lunita, cómo estás! Aquí está la
guitarra esperándote, ¡Cantate unas canciones!, dijeron los hermanos Aguilar y
le sacaron la guitarra a Luna como que le ofrecían un tamal petenero de la
Gloria Marín.
-Entonces,
yo me enojé y dije: Qué pura mierda es este Negro. Pero, entre dientes, y baja
voz, y además, se me salieron otros improperios más fuertes…
Y
allí se volvió el merequetengue, porque todos los hermanos se me vinieron
encima.
Varios
de los presentes, en cuenta Mario Luna, intervinieron para evitar hechos que
lamentar. Gracias a Dios que no ocurrió una desgracia esa noche.
Yo,
inmediatamente me retiré a mi casa. Al otro día, cortésmente me fui a
disculpar, dada la amistad que hay con Rafael, pero, para mí se acabó esa
cantina por un largo tiempo. Él siempre decía: Solamente tú y Jorge Burgos
tienen fiado en esta cantina.
La
guitarra electroacústica Ibanez era de Víctor Felipe Pinelo y fue Julio Luna quien
se la compró en EEUU. El costo fue de $ 450.00 y este se la vendió a Harry,
pero solamente le dio $ 100.00 por abonos.
LAS RONDAS DE
BEODOS
Las
rondas de beodos libertinos fueron famosas, y cuando eran muchos se hacía
difícil controlar a los gorrones, por esta razón había que estar listo para saber
a quién le tocaba pagar la tanda. Unos para no pagar, argumentaban que iban al
baño y así se esfumaban, como Gaudini dentro de una caja sellada con cadenas. Ante
ello, Jorge Burgos inventó una nueva forma de pago, en la cual, todos tenían
que cantar la melodía que yo iniciaba con la primera estrofa y acompañado de la
guitarra. Al que le tocaba y no la sabía, pagaba la tanda o ronda, de antemano para
todos los bebedores.
En
esta oportunidad dimos una serenata con Julín Penados, pero el pobre, después
de la fiesta, fue a parar al sanatorio de la Dra. Baldizón, porque se chupó él
solo la botella entera de venado. La
serenata era para una su querida, según su decir, pero yo sabía que esa mujer
era amante de muchos.
En
otra oportunidad, de allí, partimos con Maco Puga para dar una serenata con dos
morrales cargados de litros de cerveza. De suerte que por allí andaba deambulando
Nayo Toraya como oliendo fiesta y quien nos sirvió para cargar las pesadas bolsas,
desde luego él participó del festín de la bebida.
La
serenata estuvo muy romántica y apasionada, llena de canciones y poemas de
antaño.
Cuando entraba un personaje de dinero o político
a La Playita, invitaba a todos los
presentes, pero no por buena persona, sino para presumir que tenía dinero y querer
plantistear. Aunque, los peteneros no nos tragamos la pastilla, ni nos arrastramos;
somos orgullosos, salvo lo que se están
muriendo de la goma. Ellos, sin embargo, saben cómo pedir el trago sin parecer chaqueteros,
cuando los bolsillos escasean y saben, también, a quién pedir con insistencia
traumática para conseguir el octavo.
LA MALACRIANZA
DE PACO CHACÓN
En
cierta oportunidad, compartía con Jorge y algunos amigos en una mesa, cantando nuestras
canciones acompañados con la guitarra y recordando los viejos tiempos, porque
se cree que, los tiempos pasados fueron mejores que los presentes. En esto
estábamos cuando repentinamente bajó de su paracaídas Chacón con un radio portátil
de batería y canciones de Leo Dan, a todo volumen. Estaba como engazado, con
cara bobalicona y enfrascado en las malas pulgas. Solamente llegó para importunarnos
y fastidiarnos.
Ante
nuestros ruegos, no quiso atender que le bajara el volumen. Se puso
intransigente y petulante. ¿No sé por qué razón no le estrellaste el radio en
el suelo, me dijo una pariente y que te llegara a cobrar al otro día a tu casa.
Total,
nos arruinó la noche porque nos despedimos cortésmente.
Cada
vez que me recuerdo de esto, me
arrepiento de no haberle estrellado el pinche radio chillón. ¡Ah tipejo
más abusivo y todo por el bendito aguardiente! ¡Por qué razón, uno no chupa en
su casa, que allí no hay quien lo moleste a uno?
EL ALQUILER DEL SANITARIO
DE “LA PLAYITA”
Durante
ferias departamentales 2010-2011, posiblemente, que se celebraron en Flores, se
desarrolló la Feria que se conoció como “Feria de la guerra de la cerveza”,
cuando Rafael hizo sus centavos vendiendo la Gallo y la Tecate al mismo tiempo,
además, de alquilar el inodoro a los visitantes de la feria que lo requerían.
En realidad, nunca ha sido preocupación alguna del Comité de la Feria, ni de
las autoridades poner inodoros o retretes portátiles como en Tenosique, México,
de allí, que la Isla en esos días, tanto en la playa, como en el parque, emanen
olores nauseabundos y mal oliente. A Rafa le fue bien porque cobraba Q 1.00 por
el número 1 o evacuación de vejiga y Q 2.00 por la evacuación de
intestinos.
Era
difícil mantener limpio este sanitario y Rafael no se daba abasto, eso es lo que
decía un su amigo. Para el control de este servicio puso un empleado.
Yo
me ponía hasta dos pañuelos cubriéndome la nariz cuando entraba a orinar en esta
cámara de gas, y a veces tenía que salir corriendito-caminandito hasta la
orilla de la playa para abonar con un poco de urea los árboles de la orilla para
su crecimiento, todo, por no asfixiarme.
LA
GUERRA DE LAS CERVEZAS
Hará
unos 7 años hubo una gran disputa de comercialización, entre la cerveza Gallo y
la Tecate, aunque todavía continúa, ya no de la misma forma. A esta trifulca se le ha dado en llamar
“La Guerra de la Cerveza”. Los bebedores de cerveza se pusieron felices porque
esta disputa logró que las distintas
cervezas llegaran a costar hasta Q 3.00 y Q 5.00 cada una, hasta con ofertas de
cubetazos. En las vueltas folclóricas de la Isla, las lindas edecanes las
regalaban a los presentes como promoción.
En
una de estas ferias, esta disputa adquirió visos de trifulcas de abogados
porque un diputado, que después fue candidato presidencial, compró los derechos
al Comité de la Feria, para que, solamente se vendiera cerveza mejicana Tecate,
lo cual, era a todas luces, ilegal. Sin embargo, llegaron a rodear a Rafael
frente a su propia casa, los abogados y policías del diputado en mención, y por
el otro lado, saltaron los abogados de Rafael, que la cerveza Gallo le puso
para su defensa.
En
realidad, este percance causó gran revuelo y expectación entre el populacho que
observaba el evento. Esto, también, causaba hilaridad y suspenso, ante esta
comedia teatral que se observaba. Todos los presentes querían saber el
desenlace final de este litigio. Parecía pleito de cholojeras o locatarias del
mercado. Entre más subían la voz los abogados, querían dar a entender que
defendían con fuerza su causa.
A
Rafael no lo pudieron llevar preso, porque estaba dentro de su propiedad vendiendo
las dos bebidas y no formaba parte del comité de la Feria que se realizaba en
el exterior.
Por
otro lado, es triste reconocer que los comités de Feria se vendan por dádivas a
políticos de turno y por el otro lado, nunca hayan llevado inodoros portátiles,
ni a la playa ni al parque de Flores. Ese año y otros que se festejaron en la
Isla, Rafael hizo su buen negocio, con el alquiler de sanitario y con ese
dinero construyó el segundo nivel de su casa, además compró cientos de cajas de
cerveza a precio módico. Los que lo apreciamos, nos alegramos de este proyecto
y todo porque las autoridades y comités de feria descuidan prestar este
servicio tan esencial y necesario, que no debe faltar en todo evento popular y
explosivo. Tan fácil es alquilar retretes portátiles en las distintas ferias,
para atender las necesidades perentorias de los visitantes, lo hacen en
Tenosique, México y cientos de lugares más. La carencia de este esencial
servicio es general en todo el país.
La
“Guerra de las Cerveza” se manifestó de esta forma, por unos años más, donde se
presentaron lindas edecanes con pequeños shorts que repartían cerveza en las
vueltas folclóricas, hasta con ofertas de cubetazos, de la marca que fuera,
como referimos anteriormente.
Hoy
en día, prosigue esta competencia, pero con más baja intensidad, pero, con una
excesiva propaganda de grandes carteles, que comienzas a verse desde el
entronque de la carretera que va a San Miguel, y hotel Villa Maya, hasta Santa
Elena. Como es del conocimiento público, esta feria se desarrolla en dos lugares:
en Flores con actividades religiosas, la quema de las vacas y el castillo, los
bailes y los globos que se lanzan, y el otro lugar donde se celebra es en La
Playa del Pueblo, donde estuvo la pista de aterrizaje en Santa Elena, casi todo
el terreno se cubre de casetas de ventas de cerveza. Estas empresas, también,
presentan espectáculos de grupos rockeros y gruperos mejicanos que nada tienen
que ver con la cultura petenera.
También, en terrenos de la Las Cuevas de Ac Tu Kan se celebran actividades de
jaripeo y peleas de gallos y en el Estadio Municipal Marco Antonio Fion se
celebran presentaciones artísticas de grupos mejicanos, auspiciados por
empresas cerveceras.
LAS
CANTINAS DEL PASADO LEJANO
En
ciertos escritos y con relatos de personas mayores, aún se recuerda la famosa
cantina de doña Amalia Cocón, donde llegaban los chicleros y hasta los jefes
políticos. Allí llegaba mi abuelo Pedro Burgos a tirar las fichas sobre la mesa
cuando pagaba. ¡No se agachen a recogerlas!, les decía a los gafos, que esas
son para la que barren!, mientras mi abuelita con sus hijos sufrían por sus
arrechadas.
Había
cantinas finas y de tipo “C”. En las finas se expendían licores traídos de la
Colonia de Belice, entre estas, destacaban: “La Selecta” de don Ciro Morales,
“La Sin Rival” de don Manuel Baldizón Ozaeta que era tienda y panadería a la
vez, “La Alegría del Vivir” de don Antonio Morales Góngora, “La Bamba” de don
Antonio P. Pinzón, “El Quetzal” de don Maximiliano Penados Pinelo, agencia de
la acreditada fábrica de licores “La Moderna” de Alfredo Flores, que expendía la
Olla Indita y el whisky Campeón; “El Buen Gusto” de don Guillermo Pinelo
Ozaeta, “Las Novedades” de don Antonio Cambranes Valle, la Pasadita de don Rafael
Zetina Cano y “La Zona Libre de don
Francisco Morales Ozaeta.
En
este tiempo no habían llegado las rocolas a Petén y el almacén “La Pasadita” de
mi padrino Rafael Zetina Cano, lucía su victrola con discos de 78 rpm RCA,
Víctor, que entretenía a su clientela. En ese tiempo eran famosos los discos de Gardel, Candilejas de Charles
Chaplin, de Guty Cárdenas Pinelo, de Los Panchos y los primeros discos de fox
trott de marimba grabados en EEUU. Aquí en Petén se vendían los discos Víctor.
La
cantina de don Antonio Cambranes, también, ponía discos en su victrola para
alegrar a la clientela. Cuando no se oían ni los moscos, y no tenía clientela,
quemaba una paca de siquitracas y daba un par de gritos, para que dijeran: allí
está alegre, vamos donde don Cambranes a chupar.
Entre
las de tipo “C” estaban la de: “Polo Norte” de don Miguel Zetina Toraya, de don
Julián Burgos Ozaeta, que también era peluquería, la de doña Matea Moro de
Zetina, ubicada en la casa opuesta a la de Manuel Alvarado (La Nelona), “La
Chaparrita” de José Víctor Pinelo B.
Después,
ciertas cantinas tuvieron sus rocolas como la de don Antonio Morales y la de la
Lina en San Benito.
En
San Benito tronaban las cantinas llenas de chicleros en los años 40, como “La
Princesita” de Agustín Franco, “La Flor de un Día” de Rito Ineco, la “5 de
Mayo” de Ploquinto Galindo, “La Estrella Petenera” de Torivio Contreras, la de
Dionisio Guerra, “Las Delicias” de Carlos Mas Zetina y “El Barrilito”.
En
las cantinas de San Andrés bailaba La Chatona en “El Resbalón” de don Rafael
Cano, “La Palma” de Salvador Puga, “La Tasca” de doña Crispina C. de Carrillo,
de Ascención Pat, donde vendían el famoso Pito Real y “La Providencia” de doña
Alejandra Figueroa de García.
LAS CANTINAS DEL
PASADO CERCANO
Figuraban las de: don Gabino Maza, de
Carlo Magno (Carlos Ozaeta), de doña Teodora Arias (frente a la radio Tikal),
de Manuelito Garma y la Carmina, de La Chomén Morales, El Barrilito de don
Chencho López, de Lesbia, de don Tono Pinelo
(Tono Cojito), de José Augusto Aldana y de La Chenta, en El Remolino, etc. Fue
la época del Zorro y El Barrilito, cuando el octavo costaba Q 0.35 con todo y bebida gaseosa, la botella
de Olla y el ron Bacardí costaba Q 2.50.
Después, que se puso el aguardiente caro se le entró al vino de Kong Hermanos,
pero no, al de uva, sino al de los químicos y saborines de Q 0.35 la botella.
Ahora hay que pensarlo 2 veces, para pegarse una buena borrachera porque para
ponerse medio bonito, por lo menos hay que gastar unos Q
50.00.
En
este tiempo, la Feria solamente se compenetraba de cantinas improvisadas en
chinamas con láminas y palos roízos, donde colocaban estos estancos de
aguardiente. Estas casitas improvisadas se construían en los terrenos aledaños
al Parque, Teatro Municipal, Administración de Rentas, Escuela J. Miguel
Castellanos, Iglesia y la bajada de la calle de la Muralla.
Después
de las ferias, algunos vecinos levantaban vuelo y proseguían la tuna por uno o
dos meses más.
LA PAREJITA
AMOROSA
Lo
que guardo con tristeza es el recuerdo de una parejita de guías de turismo
integrada por un liberteco y una alemana, ya entraditos de edad y asiduos
clientes de La Playita, quienes
murieron con pocos días de diferencia.
En
un pequeño cuarto contiguo del mingitorio, pusieron una veladora en el suelo
por el alma de la alemana. A mí siempre me causaba desasosiego y cierto temor y
flato, ver esa veladora cuando la luz brincaba y titilaba en la pared.
Me
causaba sobrecogimiento, el recuerdo de ese par de personas que no le hicieron mal
a nadie, sino por el contrario, se distinguieron por su don de gente y su
saludo cortés. Una vez un amigo le sacó los cigarros del pantalón a la alemana que
dormía en el alero de afuera, ante la gana del vicio, pero le dejó un billete
de a Q 20.00 por seis cigarros.
EL MONO
Allí
entraba con aire señorial y triunfal Rafael Góngora Trujillo, alias El Mono,
con su sombrero y bastón fino de mango de plata; siempre usaba uno para cada
ocasión. Él fue siete veces Presidente del Comité de la Feria Departamental y
Gobernador. Era una persona alegre, comunicativa y un tremendo gritón que
animaba a su equipo de fútbol en la cancha de la Federal, hoy Estadio Marco
Antonio Fion Castellanos.
“¡Allí
viene el Mono dijeron entre dientes unos albañiles nativos de San Miguel!” cuando entró a la cantina La Playita, y eso apenas
lo oyó cuando se acercaba a la mesa donde departíamos con Jorge Burgos, regresó intempestivamente
a reclamar, diciendo:
¿Quién
fue el hijodelagranputa que dijo ¡Allí viene El Mono!? Ante esto, todos se quedaron petrificados y un
silencio sepulcral invadió la casa de madera que albergaba la cantina, porque
no se esperaban una reacción acelerada de este tipo.
Un
silencio fantasmal invadió todos los rincones de la cantina, que penetró hasta los
oídos de las arañas que se encontraban tejiendo el devenir dentro de las cuatro
esquinas de las paredes de la cantina. Todos nos callamos esperando el
desenlace. A los segundos que parecieron eternos dijo: Ni Jorge Burgos, ni
Marco Tulio Pinelo me llaman así, que, a ellos se los podría aceptar: “Recua
de cerotes maleducados”.
Ya
en la mesa, nos contó sonriendo que, en la celebración de su último cumpleaños
recién pasado, sus hijos le mandaron a hacer una piñata grandota de un Mono que
colocaron a la entrada de su casa para agradarlo. Total, que esa tarde fue la
contadera de chistes de monos. “Yo acepto que me llamen Mono, mis
contemporáneos, los amigos de la escuela, pero no estos cerotes irrespetuosos
que acaban de nacer”, nos dijo.
LOS ALCOHÓLICOS
ANÓNIMOS
Algunos
dijeron que allí habían agarrado el vicio, y para curarse de males fundaron la Asociación de Alcohólicos Anónimos.
El de la idea fue Gustavo Pinelo y mi hermano Edgar, pero, luego se les unió Lico
Zetina, Carlos Ulín, Carlos Barillas (+), Maco y Estuardo Puga, Ramón Romero
Baños, Onelda Esquivel (+), Nayo Toraya, y otros voluntariosos. Por esta razón,
se puede decir que ellos fueron los pioneros fundadores.
Alquilaron
una pequeña casa en el barrio El Remolino, y empezaron a pensar en voz alta,
haciendo análisis de introspección sobre los daños que causaba el alcohol, a través de contar sus
historias bullangueras, comprometidas y de tristes recuerdos, desde luego, echándole la culpa a licor, por lo menos, eso
era lo que ellos argumentaban. En las reuniones se servía café con pan y a
veces se acompañaba de bollos. El pequeño cuarto lo pagaban con cuotas
voluntarias. Se pasaba un canastillo como en la iglesia para las limosnas. Entre
otras cosas, realizaron diversas actividades culturales invitando
conferencistas para dictar algunas charlas.
A
mí me invitaron en cierta ocasión para que les diera un concierto con charango.
Al final se sirvió café y bollos.
EL TEMPORAL Y LA
INUNDACIÓN
Hace
algunos años, nos invadió un temporal, acompañado de tremendos chubascos. Esta
tempestad de una semana se manifestó con violenta lluvia, casi ciclónica, que hizo
subir dramáticamente el nivel del agua, causando grandes y graves daños a las
casas ubicadas en la rivera del lago. Muchas de ellas se hundieron.
Este
temporal tardó más de una semana y afectó
a muchas casas del litoral de la Isla, La Playita no fue la excepción y también
se hundió hasta la mitad.
Esto
sucedió a principios de los noventa, por lo que, muchas casas fueron dañadas
hasta con más de un metro de agua.
En
este percance no se escapó el primer nivel de la cantina La Playita, por lo que,
se inundó media casa. Solamente se salvó el segundo piso de madera, donde vivía
Rafael con su familia. El agua inundó por casi un metro el primer piso, pero aun
así, entrábamos nosotros caminando sobre unas tablas sostenidas por blocks,
guardando el equilibrio, hasta el mostrador. Allí encorvados como jorobados de
Notre Dame, semejando espantos siniestros alumbrados por un quinqué, como
salidos de un poema de Allan Poe, nos echábamos las frías, ya que, cuando uno quiere
compartir con algún amigo a través de los etílicos, siempre encuentra la manera
y la forma de hacer llegar a la barriga y al cerebro los ansiados alipuces. Cuando
salíamos de allí, salíamos con la pose del Violinista en el Tejado.
A
los meses de esto, Rafael triqueó la casa y la levantó un metro y medio más. Entonces dijo: ¡Y si se vuelve a inundar, la vuelvo a levantar, porque el que levanta
una vez una casa, la vuelve a levantar las veces que quiera!
Por
las noches admirábamos las luces multicolóricas de las bombillas y las
estrellas que titilaban sobre la superficie del lago, pero, cuando había un
tenue viento, ya no se podía apreciar este fenómeno. Cuando la laguna estaba
calma se observaba la silueta de la Isla como agradeciendo a Dios por sus
bondades.
En
esta oportunidad, yo agradecía al Creador por la brisa que refrescaba a la Isla, a través de las
aguas del lago mágico y majestuoso. En algunas noches estrelladas les mostré a
los compañeros las constelaciones de la Osa Mayor, de la Menor, Casiopea, El Dragón
y de la Estrella polar situada en la cola de la Osa Menor.
Los
viernes por la noche constituía un espectáculo maravilloso, porque veíamos
pasar un desfile a bellas señoritas en shorts enseñando las contorneadas
piernas, el tuche y otras partes, ante los escotes atrevidos, cuando iban rumbo
a la Discoteca Raíces, que en los primeros meses de funcionamiento no dejaba
dormir a los turistas de los hoteles cercanos.
¡Algunas
veces amanecimos con los amigos en mención, admirando la salida del Sol que clareaba
el día y daba un aire majestuoso y maravilloso a la Isla Noj Petén, aunado con el
bello y armonioso canto de los pájaros que la enseñoreaban.
Esta cantina se
clausuró en el 2012, y ahora
solo quedan los recuerdos de ese famoso bar, porque este lugar fue arrendado
para poner allí otro restaurante. Solo quedó en el ambiente las melodías de las
canciones, las conversaciones en secreto, los alegatos airados, las emociones de
las historias que contaba Jorge rodeado de un elenco grupo de trasnochadores,
que persistían en oír historias de amor inventadas.
Ahora solo quedó la cantina de La Chenta, porque en todas las tiendas, venden
guaro, pero ya no es lo mismo, me refirió Tirso Morales Tager. Ya no es lo
mismo. Ya no es lo mismo.
Que
me disculpen a los que no mencioné porque es difícil guardar tanto nombre, pero,
casi ningún vecino del sexo masculino se escapó de visitar este lugar en busca
del calentamiento de la garganta o agarrar valor para confesarle su amor a la
dueña de sus sueños. Algunos solamente llegaban a comprar el producto para
llevarlo a su casa para curarse la gripe. Que me disculpen a los que mencioné y
a los que no, porque, tal vez, quieren pasar inadvertidos y carburar de santos
impecables y pulcros.
Todas
las voces de las canciones y de las charlas que allí se escucharon se
desvanecieron, se perdieron o se esfumaron, tal como, sucedió con el resto de
las otras cantinas. Los recuerdos se deshicieron, conjuntamente con las emociones y sentimientos en la lontananza
de la laguna para nunca más volver; se hicieron invisibles en los napes y
lirios, porque la Vida es un sueño, dijo Calderón de la Barca y ahora el Bolo
Flores en su último libro. Antes que ellos, lo dijo mi abuelo Pedro Burgos y
los chicleros que pasaron sufrimientos en la montaña petenera tratando de picar
el palo del chico zapote para sacar algunas gotas de látex.
LA VIDA ES UN
SUEÑO QUE SE PIERDE EN EL ESPEJISMO DE LA LUNA REFLEJADA EN EL PETÉN ITZAJ.
Fin
Ing.
Marco Tulio Pinelo
Guatemala,
27 de noviembre de 2012 – 8 de marzo de 2016
PD y FUENTES
·
Mario
Luna, cuyo nombre completo era Mario Herlindo del Carmen Luna Corzo, conocido
simplemente como Mario Luna, falleció en la ciudad capital el 28 de febrero de
2016. Fue velado en los Funerales Reforma de la zona 9 y enterrado en el
Cementerio Las Flores el 2 de febrero de 2016.
·
Marta
Olga Alonzo, La Tita, la segunda esposa de Rafael falleció el 7 de marzo recién
pasado y enterrada en el cementerio de Santa Elena el día 8 del corriente mes y
año.
·
Aguilar
Pulido, Rafael. Contacto personal. 2015
·
Víctor
Felipe Pinelo Morales. 2016
·
Muchas
personas que se mencionan en esta reseña ya han fallecido.
Guatemala,
8 de marzo de 2016.